Fue historia: Frederick West

Es hora de recordar a uno de los jugadores más destacados de la historia benhurense. No estamos hablando del Gordo Chiaverano o del Bicho Mendoza. Hablamos de básquet y más precisamente de Frederick Donnell West. Este morocho de 2,02 metros nacido en los Estados Unidos, fue el primer extranjero que vistió la musculosa de Ben Hur en el básquet profesional. Con él aprovecharemos para retratar aquella primera e inolvidable campaña de la BH en la segunda división nacional. Como ya describimos tiempo atrás, en el artículo referido a Vic Alexander, el Lobo había logrado dar el primer paso conquistando la Liga Federativa “C” en 1995. Pero antes del comienzo de la Liga Nacional “B”, la dirigencia vio la posibilidad de comprar la plaza en el Torneo Nacional de Ascenso que Libertad de Sunchales había puesto a la venta por aquellos días. Ben Hur no dudaría un segundo en adquirir el lugar del cañonero y así escalaría hasta la segunda categoría de ascenso. Oscar Zanuzzi, gestor del equipo que ascendió, siguió al mando del plantel que incursionó por primera vez en el TNA. Esa temporada 1995/96 fue una verdadera revolución para el club y también para la ciudad. El gimnasio de calle Saavedra, que pasaría a llamarse "17 de Junio", debió adaptarse a las múltiples exigencias de la competencia. Las viejas y oscuras baldosas quedaron bajo un reluciente piso de madera flotante, el cual ya era obligatorio para la Liga “B”. Además los laterales fueron cubiertos por tribunas tubulares para darle una mayor capacidad al estadio y los vestuarios serían remozados brindándole mayor confort a los planteles. Pero quizás la gran novedad tenía que ver con la incorporación de jugadores extranjeros en cada uno de los equipos. Algo realmente inédito para el club. Entonces Ben Hur contrató a Frederick West, según algunas fuentes nacido el 1 de febrero de 1969 en Houston aunque otros consideran que su natalicio fue en 1966 y en Kansas. Como suele ocurrir con la mayoría de los americanos que arribaban por aquellos días, sus antecedentes eran confusos y de difícil constatación. Se decía que Fred había llegado a la Argentina pocos meses antes, para jugar la Liga Nacional con Sport Club de Cañada de

Gómez. Los registros indican que sólo disputó tres partidos, en un conjunto cañadense inmerso en graves problemas financieros que lo llevaron a vender su plaza a Racing de Avellaneda. Por lo cuál el arribo de West era una apuesta muy fuerte porque, salvo vagas referencias (podía jugar de 4 o 5, versátil y de gran manejo con el balón), poco se sabía de él. Su trayectoria señalaba que había transitado durante cuatro años (entre 1986 y 1990) el básquet universitario de la NCAA, siendo referente de la Texas Southern University. A pesar de sus buenos rendimientos, su carrera no prosiguió en la NBA sino en la hoy extinta CBA (Continental Basketball Association), donde llegan los jugadores falopa del básquet universitario una liga profesional menor pero con un rico pasado. Allí disputaría dos temporadas en los Yakima Sun Kings, una franquicia que se acababa de mudar desde Kansas City primero y luego Topeka. Tal vez Fred pensó que un par de añitos en la CBA servirían para poder pegar el ansiado salto a la NBA. Todo lo contrario. La única oferta que tuvo en 1992 fue del Śląsk Wrocław de Polonia para después continuar en el BV Commodore de Holanda. Se dio el gusto (?) de jugar la Copa de Europa 93/94, una especie de Recopa europea pero que no debe confundirse con la Euroliga. De todos modos muchos de estos datos son poco fiables y casi inchequeables. En tanto en Rafaela, además de la continuidad de Zanuzzi como director técnico, el club ratificó el núcleo de basquetbolistas que había logrado el mencionado ascenso a la Liga “B”: el escolta Waldemar Cardona; los hermanos Luis y José María Gianotti; los juveniles Rafael Ortega, Andrés Mandrile y Leandro Pesce; Miguel Ángel Ceragioli y el pívot Pablo Nocioni. A su vez, se incorporaría el experimentado ala pívot Javier Gringo Garello (ex GEPU de San Luis, Gimnasia de Pergamino y San Andrés en la Liga Nacional y de último paso en Alma Juniors de Esperanza en el TNA 94/95), el alero tucumano Gerardo Corroto (proveniente de Libertad) y el base Flavio Bianchini (con pasado en Santa Paula de Gálvez y Quilmes de Mar del Plata). En la primera fase del torneo, los rafaelinos integraron la Zona Norte junto a Echagüe de Paraná, La Unión de Colón, Central Entrerriano de Gualeguaychú, Santa Paula de Gálvez, Siderca de Campana, Belgrano de San Nicolás y Mendoza de Regatas. A pesar de ser debutante en la categoría, el equipo de Cacho Zanuzzi tuvo una primera fase sorprendente finalizando en la segunda colocación -sólo por detrás de Echagüe- con 23 puntos y un récord de 9 victorias y 5 caídas. Así pudo clasificar al TNA-1, donde se juntaban los cuatro primeros del Norte (Echagüe, Ben Hur, Mendoza de Regatas y Siderca) con los del Sur (Obras Sanitarias, Estudiantes de Olavarría, Independiente de Neuquén y Gimnasia y Esgrima de La Plata). En esta etapa la cosa se pondría más difícil, porque Obras y el Bataráz se afirmaban como los máximos candidatos al ascenso obteniendo los dos primeros puestos y la ventaja en la localía en semis. La BH, por su parte, continuaría dando pelea y luchando en la vanguardia. Pero cuando se estaba asegurando el tercer puesto de cara a los playoffs, tres derrotas al hilo (justo contra Echagüe, Obras y Estudiantes) lo condenaron al cuarto lugar con un balance de 7-7. De igual modo, el Lobo accedió a los playoffs y en cuartos de final enfrentaría al duro Independiente de Neuquén. Fue una serie muy recordada y para el infarto, ya que se prolongó hasta el quinto partido jugado en el 17 de Junio. Esa noche emergió la notable figura de West que, con 26 puntos, lideró en el aplastante triunfo de Ben Hur por 86 a 67. En semifinales tocaría bailar con la más fea: Obras Sanitarias. Inexplicablemente, el conjunto de Fernando Duró también había sufrido en un quinto juego para eliminar a Belgrano de San Nicolás en cuartos. A pesar de la reconocida jerarquía y superioridad de los capitalinos, el Lobo vislumbraba una posibilidad para el batacazo. Para ello, los de Zanuzzi debían “robar” un partido del mítico estadio de la Avenida del Libertador en la Capital Federal. La gran chance se dio en el primer juego, con un trámite muy parejo (llegaron igualados en 37 al término del primer tiempo) y que se definió sobre la chicharra. Ben Hur no resistió la presión y Obras se lo llevó 80 a 78 y se puso al frente en la serie. Esa noche West no pudo gravitar, anotó sólo 13 puntos, siendo controlado muy bien por Marcelo Mangiacavalli y Dennis Still. Dos días más tarde, los rafaelinos todavía se lamentaban la derrota del primer partido y Obras aprovechó para sacar de la cancha a su rival. Fue un humillante 120 a 78 favorable al Tachero que tuvo a un incontrolable Javier Maretto castigando desde el perímetro. Ben Hur sufría la peor caída desde su debut en el torneo y

West maquilló otra pálida performance con 19 tantos. Zanuzzi y sus dirigidos tendrían una semana para darle vida otra vez a la serie. Había que ganar o ganar en el 17 de Junio y tratar de estirar el mano a mano hasta un quinto partido. El gimnasio de calle Saavedra fue testigo de otra memorable noche con un partidazo de ambos equipos. Obras pareció sentenciar la historia al final del primer tiempo, cuando se fue al descanso quince arriba (55-40). Sin embargo, la BH sacó todo su amor propio y dio una verdadera exhibición en la segunda mitad para forzar el suplementario (85 a 85 al cabo del tiempo reglamentario). Fue una batalla tremenda que se extendió a dos tiempos extra (en el primero igualaron en 96) y que se definió por la mínima (108 a 107) a favor de los porteños. Frederick West se redimió con 31 puntos y un rendimiento épico que no alcanzaron. Los problemas de faltas local y la profundidad del banco de relevos visitante hicieron la diferencia. Al finalizar el partido, el vestuario del equipo victorioso se llenó de elogios para el elenco benhurense. “Dejamos en el camino a un adversario durísimo. El resultado del segundo juego no marcó con elocuencia las diferencias entre un equipo y otro”, reconoció entonces el DT Fernando Duró. Una gran ovación despidió al equipo rafaelino. Así concluiría la primera aventura del Lobo en la máxima categoría de ascenso y también la estadía de nuestro homenajeado en la ciudad. Si bien los dirigentes querían retenerlo y poder contar con él para la siguiente temporada, el norteamericano probaría suerte en Chile a mediados de ese año. La idea de Ben Hur era contratar otro extranjero (finalmente sería el paquete Duane Carter) por un par de meses y esperar el regreso de Fred. Pero esto no ocurrió. Las tiempos se dilataron y Ángel Gallardo, el nuevo técnico de la BH, le dio el ok a la llegada de Clarence Mamita Hanley. West, por su parte, arreglaría más adelante con Siderca por las siguientes dos campañas, en una de las cuales llegaría a la final por el ascenso ante Libertad en 1998. Luego se pondría la casaca de Instituto de Córdoba y, finalmente en la 2000/01, la de Olimpia de Venado Tuerto. Qué le deparó el futuro a Freddy más allá de ese año, es una verdadera incógnita. Pero sin lugar a dudas será recordado como uno de los mejores extranjeros que tuvo la institución, a la par de Jason Osborne, Dwight McCray y Damian Cantrell. West fue el americano más destacado de aquel inolvidable TNA 1995/96 y dejó brillantes números estadísticos. Durante la fase regular promedió 21,2 puntos (terminó quinto en la tabla de goleadores) y 7,6 rebotes en los 27 encuentros que disputó. Sin dudas, con el paso de los años, se convirtió en símbolo de una etapa inolvidable para la historia de Ben Hur.