La muerte de Zenklusen, figura emblemática

Sorpresivamente, en la mañana de ayer se produjo el fallecimiento del contador Néstor Zenklusen, actual presidente del club Sportivo Ben Hur. Si bien el dirigente, de 70 años, padecía desde hace tiempo el Mal de Parkinson, que lo obligaba a un tratamiento permanente y dificultaba su actividad diaria, sobrellevaba esa enfermedad con entereza y ayer se encontraba en su domicilio dispuesto a iniciar una jornada habitual cuando se descompensó y pese a los esfuerzos médicos que llegaron de urgencia hasta su domicilio no pudo ser reanimado. Con la muerte del "Gordo", como era popularmente conocido el contador Zenklusen, desaparece una figura emblemática de Ben Hur y del mutualismo del país. Pese a que su estilo personalista y sus gestiones al frente de las distintas instituciones que presidió fue siempre controversial y no exento de críticas y cuestionamientos que incluso llegaron al plano judicial, no puede desconocerse que el balance de las realizaciones de Zenklusen como dirigente deja mucho más en la columna del debe que en la del haber. Formado profesionalmente en el difícil ámbito universitario de los convulsionados años ’70, épocas en las que supo incursionar en agrupaciones ligadas al peronismo, Zenklusen tuvo una divisa que marcó su historia personal y no fue precisamente política: Ben Hur fue la pasión de su vida y la plataforma que le permitió encarar una tarea que lo vio llegar a la cumbre de su trayectoria dirigencial y también caer al territorio de los reproches y los resentimientos imperecederos. Allá por la segunda mitad de los años ’80 Ben Hur era un club que apenas sobrevivía al amparo del fútbol amateur y con un puñado de socios. Ante la amenaza latente de un futuro incierto, rodeado por un grupo de colaboradores que siempre lo asistieron fielmente –en las buenas, que fueron muchas; y en las malas, que no fueron pocas-, Zenklusen lideró el proceso de creación de la Asociación Mutual de Socios y Adherentes al club Sportivo Ben Hur, una institución que creció y se convirtió en el "palo tutor" que sostuvo el desarrollo y la resurrección de Ben Hur en el plano institucional, social y deportivo. Bajo su conducción, sea desde la presidencia del club o de la Mutual o de las dos entidades simultáneamente, Ben Hur alcanzó sus mayores logros deportivos llegando a militar en el Nacional B de fútbol tras el recordado ascenso logrado de la mano de Carlos Trullet; mientras que en el básquet incursionó en el TNA, ascendió a la Liga Nacional, fue campeón de la Liga y también celebró un título sudamericano. Pero además, se reconstruyó totalmente el estadio de fútbol, se construyó el Coliseo del Sur; se fortaleció el trabajo de las divisiones menores de las distintas disciplinas y miles de niños se hicieron grandes compartiendo la formación deportiva y humana en el predio del barrio Parque Ilolay, que se transformó también en una referencia geográfica de Rafaela, con su gigantesco polideportivo que pudieron disfrutar miles de socios. El trabajo de Zenklusen no solo se concentró en el desarrollo de la Mutual como institución de servicios sociales amplios y consolidados, a partir del Departamento de Ayuda Económica y Mutual, sino que se extendió a la dirigencia mutualista a nivel nacional. Fue presidente de la Confederación Argentina de Mutualidades y de la Federación Santafesina de Entidades Mutualistas Brigadier Gral. E. López. Además, fue fundador y presidente de la Federación Instituto de Ayuda Económica Mutual (IAEM) y ocupó durante muchos años un sillón en el directorio de lo que hoy es el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES). El colapso financiero de principios de los años 2000, cuando se produjo el crack de la Convertibilidad, arrastró a la Mutual hacia su debacle, que estalló de modo definitivo en el año 2005, cuando se declaró en cesación de pagos, perjudicando a cientos de ahorristas que perdieron mucho dinero al quedar sus fondos bloqueados en la Mutual. Pese a un fallo de la Corte Suprema que ordenó darle a las mutuales el mismo tratamiento que a los bancos, reconociendo los beneficios de la pesificación asimétrica decretada por el gobierno de Eduardo Duhalde para las entidades financieras, la Mutual de Ben Hur nunca volvió a levantar cabeza como para recuperar el esplendor de su época de oro. Sin embargo, la Mutual también conservó el peso de las obras que quedaron para siempre. Además de las instalaciones edilicias –llegó a poseer el Hotel Plaza Ben Hur, luego de la restauración del viejo establecimiento-, entre los activos de la entidad figuran el servicio de emergencias Presto y el Centro de Salud de calle Sargento Cabral, donde funcionan consultorios médicos y otros servicios. Todo ese desarrollo fue fruto de la inspiración de Néstor Zenklusen. Su estilo personalista, el manejo discrecional de los fondos de la Mutual y otros errores gruesos que le fueron criticados a lo largo de toda su vida, sobre todo cuando su prestigio entró en la pendiente del declive, se entremezclan necesariamente con sus logros. Pasional y controvertido en vida, en la hora de la muerte no podrán disimularse las contradicciones de su legado. Al margen de esas valoraciones, Ben Hur y el mutualismo lamentan la partida de un hacedor que supo transformar a un club de barrio en un símbolo de la ciudad, que levantó las banderas del mutualismo siempre en alto y que se mantuvo activo haciendo lo que amaba hasta su último aliento. A raíz de su fallecimiento, el club Sportivo Ben Hur suspendió ayer todas sus actividades en señal de duelo. Sus restos son velados en Visión y hoy recibirán cristiana sepultura en el cementerio Pax Dei, a las 10, previo oficio religioso en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe. 

FUENTE: Castellanos.

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